martes, 14 de julio de 2015

La Globalización


Índice
Introducción
1.- Concepto
1.1 Antecedentes históricos
1.1 Otros Países
1.2 México

Desarrollo
1.- Opinión Personal
1.1 .- Conceptos Mercantiles y Tecnológicos
1.2 .- Ventajas y Desventajas

Conclusiones
1.- Mejoras en las reformas
1.1 Mejoras en las Universidades









La Globalización

INTRODUCCIÓN

Actualmente cuando hablamos de la Globalización muchos temen aunar en el tema, pues se hace complicada la crítica, sin embargo esa diversidad de opiniones hacen más interesante el tema, cabe mencionar que cuando hablamos de Globalización no específicamente debemos de tocar el tema político, más bien debemos adentrarnos en puntos clave como la economía, la tecnología, la cultura, la ciencia, pero más en el desarrollo de los países que desean progresar y aperturarse para el crecimiento económico del mismo.
El termino Globalización no tiene definido con exactitud desde cuando surge pues desde hace mucho tiempo atrás, podríamos decir miles de años ya existía este concepto aunque no tan magnificado, ya que las culturas intercambiaban productos con otras, la compra de telas, joyas, etc. De hecho, muchas de las características propias de la actual globalización son similares a las que predominaron antes de la Primera Guerra Mundial.


Pero ¿Qué es la Globalización? ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Quiénes Intervienen?, ¿Por qué no todos los países intervienen?
Estas son respuestas que tendremos respuestas en el próximo documento.

DESARROLLO

La Globalización la podemos definir como el proceso donde interactúan personas, empresas, gobiernos de diferentes naciones.
Este proceso está en función del comercio y la inversión en el ámbito internacional y hasta mundial, el cual tiene como respaldo a las nuevas tecnologías de la información.
Los avances alcanzados especialmente en el campo de las tecnologías de información han transformado considerablemente la actividad económica. Las tecnologías de información le han ofrecido a todo tipo de actores económicos individuales, nuevas y valiosas herramientas para identificar y materializar oportunidades económicas, lo cual incluye análisis más rápidos y mejor documentados sobre las tendencias económicas en todo el mundo, una transferencia más fácil de bienes y la colaboración con socios distantes.

Es sorprendente que este proceso haya abierto las puertas a muchos de los países que en algunos años no tenían ni la oportunidad de codearse con grandes potencias como Japón, EU, Europa, las cuales manejaban el mercado comercial con tanto recelo, y donde el monopolio sobresale en términos de producción en masa.
Este proceso se ha adquirido gran impulso gracias a las políticas que han abierto las economías internas e internacionales. Como ya mencionábamos después de la Segunda Guerra Mundial, muchos gobiernos han adoptado sistemas económicos de libre mercado y es por ello que el proceso de la Globalización se da nato cuando los países deciden ingresar su producción a otro país, donde planea moverlo para su mercado.
Para algunos países es tanta la demanda que deciden plantar sus propias industrias en los países que están aperturados a trabajar con este proceso, para magnificar su producción y de esta manera cubrir la necesidad de demanda que se este dando en ese momento.

Ahora bien, los gobiernos si bien se han sensibilizado ante esta nueva ola de la Globalización que podemos decir que hasta ha exagerado en las reducciones de las barreras comerciales, y han suscrito acuerdos internacionales para promover el comercio de bienes, servicios e inversión. En México especialmente, podemos comentar que el gobierno ha permitido que productos que no cuenten con la calidad establecidas por los estándares de las aduanas sean aceptadas para su entrada al país, esto ha sido muy criticado pues no es equitativo en E.U, Europa, sin embargo con la excusa de que debemos aceptar el proceso de la Globalización nos deja fuera de competencia, y esto afecta gravemente la producción que se tiene de manera local, porque se han creado políticas aduanales tan estrictas en otros países que es imposible que los productos mexicanos cumplan con esas normatividades y se nos ha regresado mercancía que posiblemente ese país produzca en demasía, y por continuar con la monopolización interna, deja fuera a cualquier competencia que amenace su oferta, es por ello que nuestro país se ha vuelto un mercado fácil de manipular y donde cualquier producto de baja calidad ronda por el mercado, solo por el hecho de ser extranjero, pero de manera interna pobremente nuestra producción se viene abajo por que los demás países si tienen la decisión y el derecho de crear excusas para que no se ingrese producto “de mala calidad” a su país. Lamentablemente esto se ha criticado durante muchos años a nuestro país y a las dependencias que se encargan de cuidar los intereses del país en este ámbito.



Es por esta razón que muchos países no están considerados en este proceso de Globalización, países como Cuba y Brasil los cuales están peleados con la aceptación de políticas que permitan el beneficio de las grandes potencias a costa del bienestar de su propio país.

CONCLUSIONES

Es necesario que los funcionarios dejen de mimetizar la importancia que esto tiene para el desarrollo de mercados y naturalmente mejora del país, seremos las nuevas generaciones de empresarios, y tenemos la obligación de intervenir y exigir una competencia sana dentro de los mercados internacionales, no podemos ser solo el basurero de mercado barato y de mala calidad, es importante también mencionar que la inversión de nuevas tecnologías es fundamental para que esta competencia se cumpla, ya que si no se tiene consciencia que para poder pelear con grandes potencias debemos llevar todas las armaduras necesarias y esto señores se le llama tecnología.

Las reformas deben enfocarse en aperturar nuevas líneas de comunicación con otros países, asignar recursos para la educación y de esta manera podremos competir con los demás países, creer en los talentos mexicanos y que se les apoye, de esta manera la competitividad crecerá y como país podremos aumentar la credibilidad de inversión.




sábado, 11 de julio de 2015

Jordi Muñoz

     Jordi Muñoz





         Un joven mexicano de 21 años afronta un día más de tedioso encierro en su piso de Riverside, California, a la espera de obtener la Green Card, la tarjeta de residencia que le permita estudiar, buscar trabajo o sacarse el carné de conducir en Estados Unidos.

         Corre marzo de 2007 y Jordi Muñoz, un apasionado de la computación que soñaba de pequeño con ser piloto, acaba de mudarse con su esposa al otro lado de la frontera, dejando colgados sus estudios de ingeniería en el Centro de Enseñanza Técnica y Superior de Baja California (México). “Me aburría muchísimo en casa, así que empecé a jugar con chips y controladores: pasaba horas haciendo pruebas con el código, navegando y leyendo en el ordenador”, recuerda el joven.
       Así fue como Muñoz descubrió DIY Drones, un foro donde miles de aficionados a fabricar sus propios vehículos aéreos no tripulados (los llamados drones) comparten sus experiencias, las librerías de código que van perfeccionando y adaptando a cada necesidad o los planos de los componentes electrónicos con los que fabrican sus prototipos.



         Inmerso en este sustrato de conocimiento amplio, actualizado y de acceso ilimitado, Muñoz no solo progresó como desarrollador sino que heredó la filosofía abierta y colaborativa en la que ha basado su carrera como emprendedor, e hizo importantes contactos. Sus experimentos caseros llamaron la atención de Chris Anderson –director de la revista Wired- que vio en un vídeo cómo Muñoz hacía volar un helicóptero de forma autónoma utilizando una placa Arduino (una plataforma de electrónica abierta) y un controlador de una consola Wii que había reprogramado.

      Impresionado, Anderson aportó una pequeña financiación y Muñoz fabricó manualmente 40 unidades de sus placas. “Se vendieron el mismo día  y entonces nos dimos cuenta de que ahí había un negocio”, explica el joven. Así nació 3D Robotics, una empresa que emplea a 20 personas y, según sus estimaciones, generará a finales de este año 4,8 millones de dólares (3,6 millones de euros) de beneficios.

      Esta compañía, de la que Muñoz es el director ejecutivo, vende accesorios electrónicos para aficionados que construyen drones en su garaje, o para profesores de universidad que quieren que sus alumnos de ingeniería aprendan a diseñar robots. El producto más demandado es el sistema Ardupilot, un piloto automático de bajo coste y fácil de usar. “Por unos 200 dólares tienen a su disposición un sistema de alta tecnología que podría costar miles”, explica Muñoz. “Además, como es de código abierto, pueden ‘jugar’ con él y ver en tiempo real las respuestas a sus modificaciones”.
Junto a la aplicación didáctica, estos aviones no tripulados (o sus piezas) han demostrado ser útiles para infinidad de propósitos. Usar un pequeño drone en lugar de fletar un helicóptero ahorra muchos costes en misiones de vigilancia, seguimiento de animales migratorios o inspección de zonas arqueológicas.



         En 2011, Muñoz encargó a su amigo Guillermo Romero que fundara una empresa hermana a 3D Robotics con sede en Tijuana (México) llamada Udrones. Desde ella atienden el mercado extranjero y mandan pedidos a los clientes que piden aviones completamente ensamblados y listos para volar (ya han enviado varios a Alemania y Australia).

          Aunque actualmente la manufactura se hace en México y el desarrollo tecnológico en EE.UU., el objetivo de Muñoz es generar el caldo de cultivo para que la capacitación técnica de los profesionales mexicanos sea pronto equiparable a la de los ingenieros estadounidenses. “Si la naturaleza de mi empresa no fuera abierta, pondría una maquila en México y los operarios se limitarían ensamblar piezas; no existiría una transferencia de conocimiento”, explica.
      Para John Janas, presidente de la empresa de análisis y estrategia de mercado Janas International Enterprises y miembro del jurado de los premios TR35 México, el valor clave de Muñoz reside precisamente “en la promoción de la ideología de código abierto y Creative Commons entre investigadores, estudiantes y otras personas” a los que hace partícipes de los detalles de su hardware y su software. “Este intercambio de conocimientos acelerará -según Janas- la aparición de aplicaciones innovadoras de la tecnología de los robots aéreos”

viernes, 10 de julio de 2015

Raúl Rojas González



Nombrado como el académico del año en Alemania, Raúl Rojas González creció en la colonia Doctores, estudió en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), revolucionó la Ingeniería Mecatrónica… y sigue esperando que el gobierno de México dedique al menos el 1 por ciento del PIB a ciencia y tecnología.
Cuando Rojas tenía 6 años, su madre le advertía cada vez que escuchaba un camión de basura que si no estudiaba terminaría de barrendero. Una licenciatura, dos maestrías, un doctorado y una habilitación —máximo grado de estudios en Alemania— después, el matemático mexicano trabaja para el servicio de limpia de Berlín, pero no recogiendo basura, sino automatizando los camiones encargados de esa tarea.
Eminencia mexicana de la ingeniería mecatrónica, el científico se convirtió el lunes 23 de marzo en el primer latinoamericano en ser reconocido como Académico del Año en Alemania, una distinción que le otorgó la Asociación de Facultades y Universidades de ese país por la manera ejemplar con la que combina la investigación y la enseñanza.
A 19 años de haberse naturalizado alemán, Rojas sigue definiéndose como “orgullosamente politécnico”. Trabaja desde 1997 como docente investigador de la Universidad Libre de Berlín. Desde ahí, ha desarrollado todo tipo de robots que lo colocan como un referente mundial de la inteligencia artificial, pero también como un férreo impulsor de la ciencia y la tecnología en México.
Entre sus robots se encuentran insectos que ayudan a entomólogos a entender la forma en la que se comunican las abejas, automóviles que se manejan mediante impulsos cerebrales, lentes biónicos que permiten leer a los ciegos, camiones de basura que se conducen en reversa por sí solos y humanoides capaces de jugar partidos de fútbol. Actualmente, trabaja en una silla de ruedas que funciona mediante comandos de voz para darle cierta autonomía a personas parapléjicas.
Cuando Raúl Rojas González tenía seis años de edad, su madre le advertía cada vez que escuchaba un camión de basura que si no estudiaba terminaría de barrendero.
Aunque reconoce que su trayectoria se ha desarrollado en Alemania porque en México el impulso a la ciencia y la tecnología son limitados, Rojas rechaza que el suyo sea catalogado como un caso de fuga de cerebros.
Por el contrario, propone que el gobierno mexicano fomente lo que en China denominan “circulación de cerebros”; es decir, políticas públicas que incentiven la salida de estudiantes al extranjero y su retroalimentación con el país.
El físico-matemático es una muestra de esta circulación de cerebros. Aunque dejó el país en 1988, actualmente mantiene una colaboración cercana con universidades mexicanas y en cada proyecto que lleva a cabo en Alemania busca la manera de involucrar a instituciones nacionales.
         Alumno sobresaliente

Rojas nació el 25 de junio de 1955, diez minutos antes que su hermano gemelo, Jorge. Es el tercero de los seis hijos de Graciela González, una maestra de Primaria, y Jorge Rojas, un ingeniero civil que truncó su carrera por falta de recursos.
Creció en la colonia Doctores, en la Ciudad de México, en el seno de una familia de clase media en la que la educación era una prioridad.
Su madre y su padre fueron parte de la primera generación de sus familias que cursó estudios universitarios, de ahí que ambos le inculcaran a sus seis hijos la meta de concluir su educación superior.
Aunque siempre fue un alumno de dieces, la presión de sus padres nunca dejó de sentirse.
Cuando Raúl Rojas González tenía 6 años, su madre le advertía cada vez que escuchaba un camión de basura que si no estudiaba terminaría de barrendero.

Matemático-economista

Raúl Rojas González ha destinado la mitad de su vida a la docencia y al estudio de una licenciatura, dos maestrías, un doctorado y la habilitación que lo faculta para dar clases en Alemania.
Miembro de una generación de jóvenes que vivió las secuelas de los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971, ingresó a la Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM) del Instituto Politécnico Nacional en 1972. Cursó la licenciatura en matemáticas en cinco años, uno más de lo normal debido a los constantes paros de actividades en el plantel.
En 1974, cuando aún era estudiante de licenciatura, ingresó como programador en el Centro de Investigación Nuclear, y tres años después, cuando tenía 22, se convirtió en líder del Grupo de Sistemas Operativos de dicha institución.
Fue ahí en donde tuvo su primer contacto con la inteligencia artificial.
Al tiempo que trabajaba y cursaba sus estudios en matemáticas, era parte del Sindicato del Centro de Investigación Nuclear y del Consejo Estudiantil Universitario del IPN.
Su maestro de física experimental, Modesto Cárdenas, recuerda que, a pesar de ser muy activo en este grupo que constantemente convocaba a paros y asambleas, Rojas nunca descuidó sus estudios.
“Raúl era parte del Consejo Estudiantil Universitario, pero a pesar de eso era un excelente alumno, siempre curioso, preguntaba mucho, se esforzaba por entender, era de esos alumnos cuyo talento se reconocen de inmediato”, señala el hoy decano de la ESFM.
En 1977 obtuvo la licenciatura en Matemáticas con promedio de 9.57 y unos meses después comenzó a dar clases de matemáticas, geometría y lógica matemática en su alma máter. De acuerdo con documentos del Archivo Histórico de la ESFM, Rojas se encuentra entre los egresados con los promedios más altos. Su activismo en el Consejo Nacional de Huelga y el triunfo de José López Portillo, quien se presentó como candidato único en las elecciones presidenciales de 1976, despertaron en el joven Raúl Rojas su interés por los conflictos económicos y sociales del país.
Así, entre 1980 y 1981 estudió, al mismo tiempo, dos maestrías: una en Matemáticas en el IPN y otra en Economía en la UNAM.
Fue en su paso por la UNAM —donde también dio clases de Economía Política— en donde lo convencieron de tomar la decisión que cambiaría su vida: irse a Alemania a estudiar un doctorado.

                                    El mexicano que hace robots

Llegó a Alemania en 1984 con su esposa, Margarita Esponda, también especialista en ciencias de la computación, y Tania, su hija recién nacida.
Al mismo tiempo que estudiaba el doctorado en Economía, se convirtió en profesor de la Universidad Técnica de Berlín. Ahí colaboró en el desarrollo de las llamadas “computadoras de quinta generación”; es decir, aquellas capaces de operar a partir del reconocimiento no sólo de números, sino también de palabras.
Entre 1986 y 1996, el matemático y economista se desempeñó como investigador de la Corporación Nacional Alemana de Matemáticas y Ciencias de la Computación y como profesor visitante de diversas universidades extranjeras, entre ellas la Martin Luther de Halle, en Alemania; el Instituto de Electrónica de la Universidad Técnica de Viena y el Mills College de Oakland, California.
Su gran oportunidad llegó en 1997, cuando se convirtió en profesor titular de Inteligencia Artificial del Departamento de Matemáticas e Informática de la Universidad Libre de Berlín, la mayor de las cuatro universidades de esa ciudad y una de las más grandes de Alemania.
Tardó sólo dos años en desarrollar los robots que lo darían a conocer a nivel mundial: El mítico equipo Fu-Fighters.
En 1999, Rojas y un equipo de nueve estudiantes comenzaron a desarrollar pequeñas máquinas automatizadas capaces de mantenerse en la cancha sin caerse ni golpearse, gracias a que fueron dotados de un sistema de reflejos similar al del ser humano. Con estos robots se coronaron dos veces campeones de la Copa Mundial de Fútbol de Robots, la RoboCup.
Sus pequeños Fu-Fighters no sólo son considerados estrellas de los mundiales de fútbol de robots, también son un complejo laboratorio para crear prótesis que permiten a las personas con discapacidad mejorar su calidad de vida debido a que son máquinas con una extraordinaria capacidad de coordinación.
A los robots futbolistas le siguió la RoboBee, una abeja robótica que ayuda a los entomólogos a estudiar la forma en la que se comunican las abejas. El cuerpo del robot tiene el tamaño, temperatura y olor de dichos insectos para evitar que se le reconozca como un intruso. Hasta ahora el científico y su equipo han logrado que el robot conduzca a otras abejas hacia fuentes de alimento.
Pero Raúl Rojas no sólo crea robots. En su afán por inventar máquinas que imiten actividades que el ser humano realiza sin pensar –como leer, caminar o reconocer objetos–, abrió la puerta a tecnología que puede mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad.
En 2005 desarrolló unos anteojos biónicos que permiten a personas invidentes leer textos o circular libremente por las calles. Los lentes, equipados con una cámara de video de alta resolución, una minicomputadora, un sintetizador y un micrófono, transforman en voz textos de diarios, revistas, anuncios y nombres de calles. El arquetipo está perfeccionándose debido a que aún es pesado y costoso.
Un año después, Rojas se planteó un nuevo reto: desarrollar el auto del futuro. En 2006 fundó en la Universidad Libre de Berlín el laboratorio AutoNOMOS, un proyecto en el que convergen empresas y el Ministerio de Educación e Investigación de Alemania.
En 2007 presentó el primer carro alemán no tripulado llamado “El Espíritu de Berlín”, una Minivan que puede transitar sin conductor debido a que está dotada de GPS y sensores que permiten detectar peatones, semáforos y autos alrededor de él.
“Empezamos con robots pequeñitos, de 18 centímetros de diámetro y cinco kilos. Ya que teníamos experiencia, empezamos a hacer robots más grandes, era una meta que habíamos alcanzado… lo que pensé era que debíamos dedicarnos a otros proyectos con más envergadura, así creamos el proyecto”.
Desde 2011, el Espíritu de Berlín circula por las calles de esa ciudad gracias a un permiso especial otorgado a Rojas y su equipo.
“En 2011 salimos a la calle y, actualmente, el único carro que circula regularmente es el nuestro. Aunque ya todos las automotrices tienen este tipo de tecnología –Audi y Volkswagen la tienen–, no prueban los autos en la ciudad, los prueban sobre todo en carretera”.
Proyecto evolucionado
El científico mexicano desarrolló el Eyedriver, un sistema que permite la conducción por medio de la vista. Esta tecnología, que reúne a la compañía alemana Senso Motoric Instrument y al laboratorio AutoNOMOS, consiste en un casco con una cámara frontal que mira hacia el iris del conductor; mientras que un software interpreta y convierte en órdenes los movimientos de los ojos del piloto.

Rojas tardó cuatro años en presentar lo que calificó como el proyecto más importante de su carrera.
Y así, volvió a ser noticia mundial cuando presentó el “MadeInGermany”, un moderno Passat dotado de sensores y ordenadores que posibilitan que el coche se mueva a través de ondas electromagnéticas cerebrales.
El académico y sus ayudantes diseñaron una diadema de 16 sensores para electroencefalograma capaz de convertir en órdenes los pensamientos del conductor.
“Sólo queríamos saber si era posible conducir un coche con el cerebro”.
A éste le siguieron otros proyectos similares.
En 2013, el científico mexicano fue contratado por el servicio de limpia de Alemania para automatizar un carro recolector de basura. Rojas implantó un sistema capaz de hacer que el vehículo de más de 20 toneladas conduzca en reversa y se estacione solo.
Ese mismo año, presentó un dron repartidor de pizzas, un robot capaz de cruzar la ciudad y llevar dicho alimento hasta la dirección que se le indique.
Actualmente, Rojas trabaja en el desarrollo de una silla de ruedas inteligente. El prototipo que ya está listo, puede ser usado por personas con parálisis total, pues funciona mediante comandos de voz.
Circulación de cerebros

Amante del mole poblano, las novelas de Gabriel García Márquez y la ópera italiana, a Rojas no le gusta que lo clasifiquen como un caso de fuga de cerebros.
Reconoce que la ciencia y la tecnología siguen siendo los “patitos feos” de la política pública en el país, pero insiste:
“La nacionalidad es irrenunciable, por eso una cosa muy importante es no tenerle miedo a que la gente salga al extranjero, porque siempre hay retroalimentación. Ahora muchos mexicanos están en Estados Unidos y en las universidades de Europa. Hay 3,000 estudiantes mexicanos en el mundo, y, de esos, 2,000 van a regresar a México, eso ya es un avance. Pero, además, con los que se quedan hay que buscar la manera de que sigan relacionados y contribuyendo. Lo que tiene que hacer el Conacyt es ver cómo mantener el contacto, por eso siempre digo no fuga de cerebros, sí circulación de cerebros”.
Rojas es un ejemplo viviente de circulación de cerebros. Actualmente mantiene relación con universidades mexicanas, visita México hasta cinco veces al año para dictar conferencias y cursos, forma parte del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias, ha formado a estudiantes mexicanos en Berlín, en su equipo del laboratorio AutoNOMOS figura el mexicano Ernesto Tapia y tres de los compatriotas que ha ayudado a doctorar dan clase en las universidades de Guadalajara y Tabasco.
Pero no sólo eso, a 19 años de que se nacionalizó alemán, el científico dice sentirse afectado por la situación del país.
“Soy mexicano, me siento partícipe y me siento afectado cuando algo no funciona como debería, por eso cuando me refiero a México hablo en plural, porque sigo siendo parte de mi país”.
Por ello, critica que a más de 14 años de que el ex presidente Vicente Fox prometió destinar el 1 por ciento del Producto Interno Bruto a la ciencia y la tecnología, México se encuentra lejos de cumplir esta meta.
“La ciencia y la tecnología no tienen los recursos que debería tener. México es miembro de la OCDE y como tal se comprometió a invertir el 2 por ciento del PIB en investigación y desarrollo, pues la mala noticia es que México no ha llegado a ese porcentaje”.
Para el científico, el principal problema radica en que en el país la investigación es una actividad en la que participan sólo las universidades.
“El gran déficit en investigación, el problema central en México, es que no hay investigación industrial. En Alemania hay la investigación de las universidades y, por otro lado, las grandes compañías tienen sus propios centros de investigación; cada compañía grande, farmacéutica, automovilística o lo que sea, tiene su centro de investigación y, en su conjunto, la investigación privada en Alemania emplea a más gente que las universidades, porque están creando más productos y tienen más recursos; en México no es así”.
Rojas no descarta regresar a México, aunque reconoce que en este momento sus proyectos se encuentran en Alemania.
Desde hace varios años, Rojas forma parte de la lista de “personajes destacados” de la Universidad Libre de Berlín, junto a académicos y ex alumnos como Gerhard Ertl, premio Nobel de Química 2007; Andrea Fisher, ex ministro de Salud alemán; Klaus Hänsch, ex presidente del Parlamento Europeo, y Herta Müller, premio Nobel de Literatura 2009.
Recibió el premio como el mejor Académico del Año de ese país, un reconocimiento que por primera vez desde que fue instaurado se entrega a un latinoamericano.
Recordó que la AMC tiene como objetivo conformar una red de investigadores que rompen las barreras de su propia disciplina, y también tiene la función –agregó- de formar una punta científica para mostrarle al resto de las universidades e investigadores qué tipo de proyectos se pueden abordar y trabajar. “Esa es la idea de la Academia, un grupo que trabaja de manera interdisciplinaria y poniendo el ejemplo de cómo se puede hacer investigación en México”.
En el auditorio del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM, Rojas González ofreció la conferencia “Automóviles autónomos para la ciudad” y mostró el vehículo autónomo “MadelnGermany”, prototipo de auto que se maneja sin intervención humana, el proyecto más importante hasta ahora realizado en su carrera científica, según admitió.En la ceremonia de ingreso, presidida por José Franco, presidente de la AMC, Raúl Rojas recibió un diploma que lo acredita como Miembro Correspondiente y un fistol. José Franco expresó que con la figura de Miembro Correspondiente la AMC reconoce la trayectoria y obra de los investigadores que trabajan en instituciones del extranjero, que además de haber destacado en su área, han contribuido de manera importante al desarrollo de la ciencia mexicana. En la actualidad, son 92 los investigadores de prestigiados institutos y universidades fuera del país, incluidos 10 Premios Nobel.
El científico ha desarrollado EYEDRIVER, un sistema tecnológico que permite la conducción por medio de la vista, el cual instaló en un coche Dogde Caravan de pruebas que llamo "Espiritu de Berlin". Las pruebas se realizaron en el 2007, en el aeropuerto de Tempelhoft, Berlín, Alemania¿Cómo funciona? A través de un sistema que origina el manejo mediante forma visual, los ojos ocupan un vital manejo en el sistema permiten mandar y recibir señales para la máquina y así transmitir los mensajes. Mientras que en el exterior el auto posee sensores laser para detectar objetos cercanos, sistema GPS ,WiFi para transmitir y recibir información , video camaras y el sistema que ya se había desarrollado en los robot futbolistas para ser conducido sin manipular el volante.